agosto 22, 2006

El Olvidado ArtE de la LectuRa


"Quien lee se hace libre" es una frase que estoy casi seguro escuché en algún lugar hace unos cuantos años. Quizá la he parafraseado al escribir, no lo sé, pero al leerla hoy me doy cuenta que tiene mucho de razón, aunque haya que esclarecer algunos puntos en esta nota.

Viví la experiencia escolar en un colegio de características peculiares, el lugar donde residía no podía ser considerado una provincia, tampoco un pueblo, era más moderno con relación a su infraestructura y diseño urbano, pero carecía de esa "conexión" con el resto del país que resultaba
sui generis. No habían periódicos, ni cine, ni centros comerciales, ni hospital, ni internet. Eso sí, había mucha arena desértica y un sol esplendoroso (con uno de los arco-iris más impresionantes que he logrado presenciar)... El colegio era pequeño, una sección por grado, los salones no pasaban de quince alumnos, y los profesores tenían que viajar durante 80 minutos para llegar a dictar las clases.

Analizando estos hechos desde una mirada adulta, puedo concluir que en el grupo de maestros había una característica común: motivación. Cosa importante en una profesión tan maltratada como la educación. Tuve la suerte de estudiar en un colegio humilde donde se albergaba el calor del trato humano, éramos una familia, y las clases transcurrían en un ambiente de confianza y camaradería (he aquí el origen de mi tendencia al idealismo)
Entre los gratos recuerdos colegiales, viene a mi mente el año en el cual conocí las letras -léase literatura- debo gratitud a aquella persona que me presentó a los libros, de manera única, demostrando aunténtico interés en la materia (ella era joven, buen momento para dar lo mejor de uno mismo) Fue a partir de ese momento que se instauró en mí un gran cambio: nunca más vería al mundo con los mismo ojos. Muchas anécdotas recorren mi mente, pero en este momento no vienen al caso, hay un punto recurrente que es el motivo de este comentario, al cual me remito inmediatamente.

La lectura es una habilidad que nos permite darle una dimensión cualitativa a nuestras relaciones sociales, la enriquece y les da sentido, nos pone en contacto con la mayor creación humana: la escritura, aquella que dio origen al salto cualitativo en la filogénesis del sapiens sapiens. Una habilidad imprescindible, una carencia alarmante.



El analfabetismo en el país posee números realmente decepcionantes, que demuestran la enorme brecha que crea un Estado asfixiado por el centralismo, un Estado que prefiere esconder la basura debajo de la alfombra porque deja a su gente en el limbo de la anomia, un Estado que no es capaz de conjurar un proyecto-país con visión de proceso sostenible porque su grado de conciencia no le alcanza -está atrofiada en el día a día-.


Si cree Usted que el analfabetismo en el más importante de nuestros problemas como país, se equivoca, hace ya cierto tiempo se acuñó un término que parece perdido en nuestra sociedad
, cual ciegos y mudos, las autoridades en la materia (educación) no han percibido la importancia de éste: el analfabetismo funcional.

Se entiende por
analfabeto funcional a aquella persona que ha adquirido la habilidad de leer y escribir, pero que en su práctica diaria no lee información relevante y, a su vez, no consigue razonar a partir de lo que pueda leer, configurando uno de los más elementales niveles de conciencia. Lo que genera como producto, un desempeño supeditado a las decisiones de los demás, no existe atisbo de crítica para las tareas que se le encomendan, no posee criterio -no lo ha desarrollado- para construir una opinión propia y le atribuye las consecuencias de sus actos -buenos o malos- a factores extrínsecos. Ser analfabeto funcional es otorgar ventajas, es rechazar por omisión la oportunidad de crecer como persona, dejar de vivir para "funcionar" darse por vencido sin siquiera intentar -porque no se tiene conciencia de ese hecho- En resumen es sentenciarse a una situación indefectiblemente vulnerable desde la perspectiva social.


¿A dónde nos lleva esta espiral? pues a sacudirnos el fango de las botas, para darnos cuenta que debemos avanzar sin complicaciones, buscar salidas, y éstas residen en conciliar el proceso formativo -léase educación- con el sistema social en el que se desenvuelven los niños y niñas, no basta con impartirles concocimientos fácticos, ni con moldearlos en determinadas competencias. No basta el saber hacer, hay que entender el para y el porqué. Otorguémosles la libertad que configura sus derechos, contribuyamos a su pleno desarrollo, pongamos el hombro en pro de un Perú con conciencia moral.

Imágenes (créditos)
UNICEF, CanalKids, OEI


Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las MaravillaS

4 comentarios:

Daniel V dijo...

Será bueno que se oblige a leer?? los maestros en las escuelas encargan obras literarias para que sus alumnos las lean y sepan responder a preguntas respecto a ella en alguna prueba o algo así...
Yo creo que el acto de leer debería de salir de cada uno, y no tomarlo com oalgo que "si no lo hago, me ponen mala nota".
El problema está en: si todos pensáramos así como yo... alguien en el Perú leería??

Richard Torchiani dijo...

Pues creo que a nadie le gusta que lo obliguen a realizar algo

Los profesores no deberían emplear ya esas estrategias arcaicas, deben darse cuenta que la lectura es un medio, no un fin

Existen muchas maneras de conciliar la lectura con las experiencias de vida de los chicos(as)

A fin de cuentas, como bien menciona Daniel, el "bicho" de la lectura pica por inciativa propia... pero queda en manos de quienes orientan el desarrollo personal de los niños(as) escoger la estrategia adecuada para motivarlos...


PD: Gracias por la visita dr. XD

Valeria Elías dijo...

Mi tesis se trata de educación, pero en Argentina, los problemas son similares, creo que se debe enseñar el sentido cr´tico, la lógica, y sobre todo germinar la motivación, que es el alma de la superación... Es muy importante en estos tiempos aprender a interpretar, a entender y a poder generar la información. Vivimos en sociedades mediatizadas, por lo que debemos aprender mucho para poder defendernos de quienes nos quieren ignorantes y alienados.
No se trata de de obligar, sino de insetivar, se trata de que el chico sepa que por medio de lo que aprende aprende a vivir un poco mejor, que saber no está de más, sino que es necesario tanto como respirar. Dar rienda suelta al pensamiento es lo qe genera los cambios...
Saludos nene

Richard Torchiani dijo...

Vale, gracias por tu aporte, tienes razón: los cambios provienen de nuestro espíritu crítico, de ese no conformarnos con lo que nos dan, de no dejar la voz guardada.

Es cuestión de exponer y no de imponer