Miente aquel que diga que nunca ha dudado de lo que sus oidos alguna vez escucharon de parte de su interlocutor, ya sea un amigo(a) su pareja o algún familiar, quien no duda no es humano.
Pareceré contundente, pero ipso facto las cosas son como son. La duda es parte inherente de nuestras relaciones sociales, pero como casi todo en la -maravillosa- naturaleza, existen matices. Si no está de acuerdo querido lector, de una visita por el Hospital de la Avenida Pérez Aranibar y trate de entablar una conversación con alguien que asegura que lo van a matar en cualquier momento, que no come porque cree que su comida está envenedada y que no lo escucha porque cree que usted es un agente enviado por la organización que está dispuesta -por todos los medios económicamente posibles- a acabar con su vida (no la suya, la del pensionista del Hospital)
Cierto es que la duda en dosis moderadas nos puede salvar de uno que otro problema: gracias a ella no nos tragamos el cuento de la "visa de trabajo", ni del fajito de billetes que se le cayó a un tipo al subir a un carro y que otro altruista fulano quiere cambiarnóslo por la cantidad que traigamos en los bosillos en ese instante. (ofrezco mis sinceras disculpas por incriminar a quienes -alguna vez- sí se los tragaron)
¿Por qué dudamos? simple: porque creemos que lo que nos han dicho no es tan cierto como lo pintan, ergo: es una mentira. Caemos entonces en el dilema de la señora verdad y la señorita mentira (no cuestione, querido lecor, la razón de los adjetivos expuestos aquí) Verdad, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) 22° Edición (2001), significa: 1. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. 2. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. 3. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. 4. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.
Valgan verdades, el asunto no queda tan claro con sólo las definiciones de "verdad", pues puede relativisarse el concepto de acuerdo a las acepciones 1, 2 y 3. Ejemplifiquemos: para las acepciones 1 y 2 la verdad dependería de la persona que la profese, por lo cual existirían tantas verdades como personas hay en el mundo, el asunto de la conformidad es relativo. Para la acepción 3 ponemos de ejemplo lo siguiente: "Juan es un niño" (tomamos como sujeto a Juan, que tiene la tierna edad de 5 años) diga usted, querido lector si la frase entrecomillada es verdad, dirá que desde luego la frase es verdad puesto que Juan tiene 5 años y la definición de niño comprende la edad mencionada, FALSO, de acuerdo con la definición 3 la verdad es verdad siempre y cuando se mantenga igual, lo que nos lleva al hecho de que Juan con el correr del tiempo cumpla 6, 7 y sucesivamente "crezca" cronológicamente, cuando Juan tenga 20 años habrá dejado de ser un niño, por lo que la afirmación presente habrá cambiado, y si algo cambia no es verdad. Cierto es que esta definición es inherente al concepto de tiempo, en otras palabras se acomoda a una verdad "histórica"... cosa complicada esto de las definiciones, ahora entiendo por qué pagan tan bien en la Real Academia de Lengua.
Pasamos ahora a analizar el concepto Mentira, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 22° Edición (2001), tenemos lo siguiente: 1. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. Parece que dimos en el clavo, la definición alude al concepto de "premeditación" es decir la mentira es planificada, estructurada y sistematizada, es un producto social, casi un crimen. Algo interesante que nos ofrece la RAE es lo que le presento a continuación, querido lector:
"mentira oficiosa" La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien.
"parece mentira" para dar a entender la extrañeza, sorpresa o admiración que causa algo.
Sacando utilidad a estas expresiones coloquiales, vemos que la segunda se aplica a nuestro querido Perú, donde lo que es "parece mentira" y lo que no es, rogamos por que sea verdad.
Ok, ok, vamos "cerrando círculos" queda claro que la mentira no existe sin la presencia de dos condiciones: 1. una verdad sobre la cual refundirse y 2. un(a) mentiroso(a) que le otorgue vida. Por otro lado, la verdad prescinde de ambas condiciones para establecerse como sí, a partir de esto podemos afirmar que verdad y mentira son categorías interdependientes, pero la verdad es cualitativamente superior ya que la relación de dependencia es unidireccional.
Segundo círculo, de verdad y mentira se desprenden duda y creencia, y de ambos conceptos -concretamente- se desprende la acción de la persona quien, en base al manejo de información social y su sistema de valores (léase, conatividad) hace uso de éste y obtiene como producto un cierto tipo de comportamiento. De este punto surgen problemas de gran complejidad y que atraen pasiones ajenas y propias, como es el tema de la religión (Fe) o el tema de lo OVNIS, incluso temas tan concretamente cotidianos como creerle o no a Fujimori. Saque usted sus conclusiones.
¿Ha notado usted que la verdad y la mentira están presentes en casi la totalidad de las interacciones sociales de las que formamos parte en la estructura informacional? Pues sí, es cierto, no se atreva a dudarlo, esto es un hecho, créame (podría continuar hasta el impresionante hartazgo)
Me atrevo a decir que verdad y mentira son dos caras de la misma moneda, que depende de nosotros el lado que decidimos mirar, estamos hablando entonces de la intervención de la persona en este asuntillo para nada trivial, aunque a veces nosotros pequemos de triviales al tocar el tema, que -como diría Alejandro Sanz- "no es lo mismo, es distinto".
Ilustración: Oleo "La verdad" Susana D'Momo
opinion
Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las Maravillas
Pareceré contundente, pero ipso facto las cosas son como son. La duda es parte inherente de nuestras relaciones sociales, pero como casi todo en la -maravillosa- naturaleza, existen matices. Si no está de acuerdo querido lector, de una visita por el Hospital de la Avenida Pérez Aranibar y trate de entablar una conversación con alguien que asegura que lo van a matar en cualquier momento, que no come porque cree que su comida está envenedada y que no lo escucha porque cree que usted es un agente enviado por la organización que está dispuesta -por todos los medios económicamente posibles- a acabar con su vida (no la suya, la del pensionista del Hospital)
Cierto es que la duda en dosis moderadas nos puede salvar de uno que otro problema: gracias a ella no nos tragamos el cuento de la "visa de trabajo", ni del fajito de billetes que se le cayó a un tipo al subir a un carro y que otro altruista fulano quiere cambiarnóslo por la cantidad que traigamos en los bosillos en ese instante. (ofrezco mis sinceras disculpas por incriminar a quienes -alguna vez- sí se los tragaron)
¿Por qué dudamos? simple: porque creemos que lo que nos han dicho no es tan cierto como lo pintan, ergo: es una mentira. Caemos entonces en el dilema de la señora verdad y la señorita mentira (no cuestione, querido lecor, la razón de los adjetivos expuestos aquí) Verdad, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) 22° Edición (2001), significa: 1. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. 2. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. 3. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. 4. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.
Valgan verdades, el asunto no queda tan claro con sólo las definiciones de "verdad", pues puede relativisarse el concepto de acuerdo a las acepciones 1, 2 y 3. Ejemplifiquemos: para las acepciones 1 y 2 la verdad dependería de la persona que la profese, por lo cual existirían tantas verdades como personas hay en el mundo, el asunto de la conformidad es relativo. Para la acepción 3 ponemos de ejemplo lo siguiente: "Juan es un niño" (tomamos como sujeto a Juan, que tiene la tierna edad de 5 años) diga usted, querido lector si la frase entrecomillada es verdad, dirá que desde luego la frase es verdad puesto que Juan tiene 5 años y la definición de niño comprende la edad mencionada, FALSO, de acuerdo con la definición 3 la verdad es verdad siempre y cuando se mantenga igual, lo que nos lleva al hecho de que Juan con el correr del tiempo cumpla 6, 7 y sucesivamente "crezca" cronológicamente, cuando Juan tenga 20 años habrá dejado de ser un niño, por lo que la afirmación presente habrá cambiado, y si algo cambia no es verdad. Cierto es que esta definición es inherente al concepto de tiempo, en otras palabras se acomoda a una verdad "histórica"... cosa complicada esto de las definiciones, ahora entiendo por qué pagan tan bien en la Real Academia de Lengua.
Pasamos ahora a analizar el concepto Mentira, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 22° Edición (2001), tenemos lo siguiente: 1. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. Parece que dimos en el clavo, la definición alude al concepto de "premeditación" es decir la mentira es planificada, estructurada y sistematizada, es un producto social, casi un crimen. Algo interesante que nos ofrece la RAE es lo que le presento a continuación, querido lector:
"mentira oficiosa" La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien.
"parece mentira" para dar a entender la extrañeza, sorpresa o admiración que causa algo.
Sacando utilidad a estas expresiones coloquiales, vemos que la segunda se aplica a nuestro querido Perú, donde lo que es "parece mentira" y lo que no es, rogamos por que sea verdad.
Ok, ok, vamos "cerrando círculos" queda claro que la mentira no existe sin la presencia de dos condiciones: 1. una verdad sobre la cual refundirse y 2. un(a) mentiroso(a) que le otorgue vida. Por otro lado, la verdad prescinde de ambas condiciones para establecerse como sí, a partir de esto podemos afirmar que verdad y mentira son categorías interdependientes, pero la verdad es cualitativamente superior ya que la relación de dependencia es unidireccional.
Segundo círculo, de verdad y mentira se desprenden duda y creencia, y de ambos conceptos -concretamente- se desprende la acción de la persona quien, en base al manejo de información social y su sistema de valores (léase, conatividad) hace uso de éste y obtiene como producto un cierto tipo de comportamiento. De este punto surgen problemas de gran complejidad y que atraen pasiones ajenas y propias, como es el tema de la religión (Fe) o el tema de lo OVNIS, incluso temas tan concretamente cotidianos como creerle o no a Fujimori. Saque usted sus conclusiones.
¿Ha notado usted que la verdad y la mentira están presentes en casi la totalidad de las interacciones sociales de las que formamos parte en la estructura informacional? Pues sí, es cierto, no se atreva a dudarlo, esto es un hecho, créame (podría continuar hasta el impresionante hartazgo)
Me atrevo a decir que verdad y mentira son dos caras de la misma moneda, que depende de nosotros el lado que decidimos mirar, estamos hablando entonces de la intervención de la persona en este asuntillo para nada trivial, aunque a veces nosotros pequemos de triviales al tocar el tema, que -como diría Alejandro Sanz- "no es lo mismo, es distinto".
Ilustración: Oleo "La verdad" Susana D'Momo
opinion
Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las Maravillas
1 comentario:
Hola, gracias por leerme; también he leido tu escrito titulado mentiras verdaderas; México es igual, un pais donde se miente sin ningun reparo de tal modo que ya los decires se vuelven muy desgastados y dificiles de creer.
Ojalá pudieramos estar en contacto e intercambiar cometnarios sobre nuestros paises.
dejo mi correo
saludos
chaveztoro77@yahoo.com.mx
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