Es indignante lo que pasó hoy, 25 de julio, en el hemiciclo del Congreso Nacional de la República, una maravilla "perlita", porque nuestro amado país tiene de todo, de bueno y de malo.
Tremendo debate se ha armado luego de la ceremonia de juramentación de los congresistas electos para el período 2006-2011, emergen dos bandos: los que condenan la actitud de la señores representantes de la junta preparatoria (Sr Carlos Torres Caro, Sra Martha Hidebrant y Srta Luciana León) calificándola de racista, discriminante, injusta, permisiva, censuradora, negligente y un largo etcétera. Y el otro bando, quienes consideran un exceso de protagonismo de aquellos señores que se sirvieron del juramento para mencionar personajes, lugares y abstracciones que no venían al caso.
Pues bien, querido lector, yo me considero una persona centrada emocionalmente, pero inclino mi balanza para el segundo grupo, por una sencilla razón: un juramento de las características de éste, merece el más solemne respeto a las figuras más emblemáticas para una persona -léase Dios (si uno es creyente) y la Patria (que lo vio a uno nacer y lo verá volver a la tierra) nada más-
¿Por qué ese afán de juramentar por "algo más"? quizá es ansiedad, en el mejor de los casos, quizá es animadversión y ganas de atacar -con premeditación, alevosía y ventaja- en el peor de los casos. No me atrevo a echar cartas todavía, no quiero pecar de profeta.
La normativa congresal versaba que la "fórmula de juramentación" debería ser única y exclusivamente "por Dios y por la Patría, sí, juro" pero la tradición -porque en Perú siempre es buena la tradición cuando nos conviene, así sea un hecho anacrónico desde el punto de vista histórico- daba la libertad de jurar por cualquier otra cosa, mientras no ataque, denigre, agrave, insulte o perjudique a las demás personas (presentes, radioescuchas y televidentes) y mientras lo versado no se contradiga por lo expresado en la solemne Constitución de la República (¿?)
De estos argumentos se valieron los congresistas que decidieron juramentar con "alguito más" y con estos mismos argumentos se valen quienes defienden la tradición y acusan a la junta preparatoria de exceso de protagonismo y contradecir el protocolo. Pero si hacemos caso a lo expresado párrafo arriba, un flamante congresista bien pudo decir lo siguiente: "Por Dios, por la Patria, por mi perrito, por mi colección de estampitas del mundial de méxico 70, por mi casero del mercado de frutas y por mi manicurista, sí, juro" y juás, no pasaba nada, ¿o no? Por favor, dónde quedó el respeto a los principios, parece que se perdió junto con los cuadros, placas y manivelas de bronce de Palacio de Gobierno.
No es mi objetivo hacer una defensa acérrima de la junta preparatoria del congreso, porque sé que actuaron mal, por falta de previsión, consenso y por faltarles tino a la hora de parametrar la fórmula de juramentación, bien es cierto que los señores y señoras congresistas no se la dejaron nada fácil. Si tuvieron la intención de conservar el orden y el correcto protocolo en la ceremonia, debieron sentar bases firmes y directrices claras, de haberlas tenido (como no las tuvieron) no hubieran intervenido. Así de enfático: ¡o todos o ninguno!.
Pero a algunos periodistas se les ha pasado la mano, o quizá no han interpretado correctamente lo que aconteció hoy en el hemiciclo, porque han tildado de racista y discriminadora a Martha Hildebrant, por -entre otros casos- anular la juramentación de Nancy Obregón (quien con puño alzado y cara de cachaco juramentó por los campesinos cocaleros) no pues señores periodistas, analicen bien las cosas y no caigan en subjetividades poco afortunadas. Si nos ponemos drásticos, la juramentación de Obregón y congresistas con similar comportamiento, puede tildarse de discriminante, ya que realiza el juramento por sólo un grupo y no por todos los ciudadanos peruanos. Señores, cuando uno es electo congresista si bien es cierto es elegido por el voto de un sector de la población (eso es democracia pues) uno asume el deber constitucional de representar a toda la cuidadanía, a TODA -sí, a quienes votaron por mí y a quienes NO votaron por mí- por lo tanto si juro el cargo, lo hago por todos a quienes represento y ese TODOS no es nada más ni nada menos que LA PATRIA, por eso se jura por ella (como síntesis de todos los ciudadanos de una nación)
La polémica continuará, a pesar de todo, porque es parte de las relaciones sociales el debate de ideas encontradas, lo único que exijo desde esta modesta tribuna es que ese debate sea ALTURADO, respetando al otro y a uno mismo por adición, ojalá los nuevos congresistas se olviden de las alusiones absurdas y de los ataques "de taquito" y concentren sus fuerzas en pro de la gobernabilidad.
Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las MaravillaS
Tremendo debate se ha armado luego de la ceremonia de juramentación de los congresistas electos para el período 2006-2011, emergen dos bandos: los que condenan la actitud de la señores representantes de la junta preparatoria (Sr Carlos Torres Caro, Sra Martha Hidebrant y Srta Luciana León) calificándola de racista, discriminante, injusta, permisiva, censuradora, negligente y un largo etcétera. Y el otro bando, quienes consideran un exceso de protagonismo de aquellos señores que se sirvieron del juramento para mencionar personajes, lugares y abstracciones que no venían al caso.
Pues bien, querido lector, yo me considero una persona centrada emocionalmente, pero inclino mi balanza para el segundo grupo, por una sencilla razón: un juramento de las características de éste, merece el más solemne respeto a las figuras más emblemáticas para una persona -léase Dios (si uno es creyente) y la Patria (que lo vio a uno nacer y lo verá volver a la tierra) nada más-
¿Por qué ese afán de juramentar por "algo más"? quizá es ansiedad, en el mejor de los casos, quizá es animadversión y ganas de atacar -con premeditación, alevosía y ventaja- en el peor de los casos. No me atrevo a echar cartas todavía, no quiero pecar de profeta.
La normativa congresal versaba que la "fórmula de juramentación" debería ser única y exclusivamente "por Dios y por la Patría, sí, juro" pero la tradición -porque en Perú siempre es buena la tradición cuando nos conviene, así sea un hecho anacrónico desde el punto de vista histórico- daba la libertad de jurar por cualquier otra cosa, mientras no ataque, denigre, agrave, insulte o perjudique a las demás personas (presentes, radioescuchas y televidentes) y mientras lo versado no se contradiga por lo expresado en la solemne Constitución de la República (¿?)
De estos argumentos se valieron los congresistas que decidieron juramentar con "alguito más" y con estos mismos argumentos se valen quienes defienden la tradición y acusan a la junta preparatoria de exceso de protagonismo y contradecir el protocolo. Pero si hacemos caso a lo expresado párrafo arriba, un flamante congresista bien pudo decir lo siguiente: "Por Dios, por la Patria, por mi perrito, por mi colección de estampitas del mundial de méxico 70, por mi casero del mercado de frutas y por mi manicurista, sí, juro" y juás, no pasaba nada, ¿o no? Por favor, dónde quedó el respeto a los principios, parece que se perdió junto con los cuadros, placas y manivelas de bronce de Palacio de Gobierno.
No es mi objetivo hacer una defensa acérrima de la junta preparatoria del congreso, porque sé que actuaron mal, por falta de previsión, consenso y por faltarles tino a la hora de parametrar la fórmula de juramentación, bien es cierto que los señores y señoras congresistas no se la dejaron nada fácil. Si tuvieron la intención de conservar el orden y el correcto protocolo en la ceremonia, debieron sentar bases firmes y directrices claras, de haberlas tenido (como no las tuvieron) no hubieran intervenido. Así de enfático: ¡o todos o ninguno!.
Pero a algunos periodistas se les ha pasado la mano, o quizá no han interpretado correctamente lo que aconteció hoy en el hemiciclo, porque han tildado de racista y discriminadora a Martha Hildebrant, por -entre otros casos- anular la juramentación de Nancy Obregón (quien con puño alzado y cara de cachaco juramentó por los campesinos cocaleros) no pues señores periodistas, analicen bien las cosas y no caigan en subjetividades poco afortunadas. Si nos ponemos drásticos, la juramentación de Obregón y congresistas con similar comportamiento, puede tildarse de discriminante, ya que realiza el juramento por sólo un grupo y no por todos los ciudadanos peruanos. Señores, cuando uno es electo congresista si bien es cierto es elegido por el voto de un sector de la población (eso es democracia pues) uno asume el deber constitucional de representar a toda la cuidadanía, a TODA -sí, a quienes votaron por mí y a quienes NO votaron por mí- por lo tanto si juro el cargo, lo hago por todos a quienes represento y ese TODOS no es nada más ni nada menos que LA PATRIA, por eso se jura por ella (como síntesis de todos los ciudadanos de una nación)
La polémica continuará, a pesar de todo, porque es parte de las relaciones sociales el debate de ideas encontradas, lo único que exijo desde esta modesta tribuna es que ese debate sea ALTURADO, respetando al otro y a uno mismo por adición, ojalá los nuevos congresistas se olviden de las alusiones absurdas y de los ataques "de taquito" y concentren sus fuerzas en pro de la gobernabilidad.
Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las MaravillaS
2 comentarios:
Interesante razonamiento, toda la gente discriminaba pq juraba por un grupo de gente. Interesante, similar situacion con los apristas que juraron en nombre de Haya obviando a otros personajes ilustres de la historia.
Pues sí, la crítica va para practicamente todos los congresistas.
Tendremos que estar vigilantes para sancionar a través de este tipo de tribunas similares actos vergonzozos.
Estaremos a la expectativa
Publicar un comentario