mayo 17, 2006

El Campamento Exodo

Un título sugerente para una provocación intelectual, motivo por el cual alteraremos la forma de presentar el tema, si el interés los guía, pasen a revisar el primer comentario de este apartado. Como ya es costumbre, son imprescindibles las opiniones (de todo calibre, tenemos correa)


Atentamente
Richard Torchiani G
Moderador de Perú: País de las Maravillas

1 comentario:

Richard Torchiani dijo...

(EL INICIO)

De pronto el señor P enciende la televisión y en el noticiero anuncian que las autoridades sanitarias han detectado una amenaza de epidemia, una enfermedad extraña sobre la cual aún no detectan el agente causante, pero que ya ha matado a más de una docena de personas en cinco pueblos alrededor de todo el territorio del país, de pronto el comentarista da paso a una conferencia en vivo del presidente que se pronuncia acerca del tema, determinando alerta epidemiológica, por lo cual se requiere evacuar a la población de los lugares afectados.

El proceso de la evacuación es simple: las personas deben empacar objetos de aseo personal, algunas prendas y el efectivo del que disponen, para embarcarse en vehículos militares los que se dirigirán a una zona libre del brote endémico, donde podrán vivir provisionalmente en carpas especialmente acondicionadas por el personal de las fuerzas armadas y la cruz roja.

Al llegar al campamento, los militares dirigen la implementación de los evacuados, asignándolos aleatoriamente a las carpas de 3x3, una vez ubicados todos, se escuchan por los altoparlantes la voz del coordinador de la cruz roja pidiendo atención para explicar las reglas del campamento: motivo de la evacuación, facilidades del campamento, uso de los baños portátiles, horario y frecuencia del suministro de provisiones, libertades y prohibiciones. Las reglas parecen claras y son aceptadas por los evacuados sin más ni menos reflexión dado que la preocupación por la situación de salubridad es la que ocupa sus mentes.

Durante dos semanas el sistema se mantuvo funcionando eficientemente, los militares y encargados de la cruz roja supervisaban el correcto desenvolvimiento de todos, los evacuados pronto adquirieron un aura de tranquilidad al sentirse protegidos y atendidos en sus necesidades, no estaban solos en esos momentos difíciles. Parecía que los planes de contingencia diseñados para ocasiones como ésta habían resultado sorprendentemente adecuados.