Y me choqué con un balón de gas.. en esta mi querida Lima con una realidad veces al borde del absurdo, la mañana de ayer me choqué con un balón de gas..
El tráfico en Lima es una degeneración seria, si bien se sufre como peatón y como pasajero de combi buena parte también se sufre como chofer.. mi primer aprendizaje manejando en la gran Lima fue rápido.. un taxista que se detiene a recoger pasajeros obstruyendo toda la calle, hago sentir mi enojo con la bocina y me responde con una colección de improperios rematada por un “no jodas! deja trabajar!”
Entonces aprendí que estos sujetos que parasitan la pista se creen dueños de ella.. los demás nos constituimos en unos indeseables intrusos, ellos pueden parar, voltear, frenar y meter el carro de la forma en que mejor les place y pueden insultar.. demás esta decir que no son todos, algunos habrá buenos.
Las señales se constituyen un bonito adorno que trae a la memoria tiempos de buenas intenciones y mucha fe en el chofer promedio.. a veces parece que la popular creencia entre los choferes-parásitos de la pista es que las líneas tan pródigamente dibujadas y de un color tan llamativo son para los días de desfile con la finalidad de que los soldados se guíen cuando marchan, y nada tienen que ver con ellos.. a tal punto que se han empezado a poner bloques de cemento para ver si así entienden que hay que respetar los carriles, los múltiples golpes y grietas en estos pedazos de cemento dicen otra cosa..